-Pues no creo que sea posible. - Dijo Lucía después de escuchar la historia sobre Meny e Ismael. Veía hacia la pared en aquella salita de espera que no era otra cosa que cuatro sillas corridas en un pasillo fuera del mostrador del laboratorio. -pero...aunque suena loco, es una idea interesante.
-¿Que Isma enflaque hasta que se enferme? - Dije extrañado. A veces Lucía tenía un punto de vista cruel.
- No, no, no, porsupuesto que no. Wtf, que crees que le deseo el mal a Isma...me refiero a la sola idea de poder hacer que la gente que tiene recursos para alimentarse pueda alimentar a la gente que no los tiene....solo con el poder de su mente o yo que sé.
-pff, ay no mames, eso no se puede. - Dijo Joaquín irritado - Isma ya delira, porque le falta comer.
-Si pero considérenlo un momento... Estados Unidos es el primer lugar en obesidad en el mundo; México no se queda atrás, la gente simplemente es huevona y consumista....es casi hasta frívolo y egoísta....pero ¿quien no se uniría a una "misión altruista" que te quita tu gordura sin tener que ir al gimnasio? ¡Es brillante! y sin pedirte dinero...
-Sí ...si, si es cierto. Es como cuando secuestran a las personas allá en los lugares esos de los talibanes - Dijo Joaquín incorporándose en su silla - osea, pinches turistas aca gordotes wey, los han de tratar bien culero y todo lo que dicen es que tan traumático fue...nunca he visto a ninguno en las noticias que diga "estuve 30 días secuestrado en el medio oriente con solo agua y pan en un lugar oscuro y perdí 25 kilos. Me siento bien y me veo bien".
Lucía y yo lo miramos como 5 segundos con cara preocupada. Claro que el lo notó pero nos ignoró recargándose de nuevo en la silla desguansado, perdido en su nueva relfexión reveladora.
- Te mamas wey. - Le dije.
Me concentré los próximos 30 minutos en ver al techo e imaginar que estaba en un salón de clases; en mi oficina en mi cubículo...cualquier lugar menos un maloliento pasillo de hospital. Al poco rato Joaquín se aburrió de estar sentado y se fué a caminar por el hospital. Yo me pusé a platicar con Lucía de lo último que había hecho...de que ibamos a hacer ahorita al rato yyo le platiqué de todo eso porque me distraía. Pensé en preguntarle como estaba...pero temas de hospital no cumplían con mi objetivo en ese momento. Sin embargo por poco no lo logré.
- ¿y tu que vas a hacer ahorita en nochebuena? - le pregunté, dándome cuenta muy tarde de lo que implicaba la respuesta.
- No mucho...tengo que regresar antes de la media noche o si no me la hacen de pedo aquí.
-oh...
En cierta forma estuvo bien que ella no entrara en detalles...y no por mí. Ya tiene muchos pedos como para hablar de cosas incómodas.
-¡No mamen, vengan a ver esto! -apareció Joaquín derrepente en el otro extremo del pasillo hablándonos en medio susurro y medio grito. Nos levantamos para seguirlo, y nos llevó apresuradamente por el elevador hasta el tercer piso del hospital.
-¿Que wey ke?- le dije alarmadamente pero no me respondió. Lucía y yo lo seguíamos presurosamente hasta que entramos a la zona de cuartos...y derrepente nos detuvimos en el cuarto 306. La puerta estaba abierta pero Joaquín tocó suavemente la puerta para que el habitante se diera por enterado de que tenía visitas.
Debí haberme ido en ese momento. No estaba de humor para andar aguantando esas pendejadas. Delante de nosotros tres, estaba en una cama, un vato tapado hasta la cintura con las sábanas y con la bata de hospital tipica solo que puesta alrevés, abierta con el pecho al descubierto. Tenía los brazos llenos de tubos y había cables pegados en su cabeza y en su pecho como pequeñas calcomanías. Le habían puesto en la boca esas máscarillas para respirar y a su derecha se oía el tipi ti tap de una máquina que yo creo le medía el pulso. De inmediato sentí un mareo cabronsísimo y empecé a respirar muy rápido, bajando la mirada para evitar semejante escena. Me hice para atrás lleno de horror cambiando como un pinche camaleón de blanco a morado a verde y choqué con una plaqueta de acrílico en la pared de la entrada haciendo un ruido un poco shockeante en contraste con la máquina y el respirador. Volteé hacia atrás y ahí dentro de esa plaqueta, en una cartulina con casillas fué cuando lo leí.
Paciente: Manuel Valencia Navarro.
Edad: 25 años.
Estatura: 1.80 m
Peso: 46 Kg
Diagnóstico: Anemia perniciosa.
No comments:
Post a Comment